De los primeros trabajos para documentar los asesinatos en Ciudad Juárez, México, fue Señorita extraviada, de Lourdes Portillo, que además se llevó el Gandhi de Oro en el I Festival de Cine y Derechos Humanos de Barcelona en 2003. Lo siguiente lo tomé de RebeldeMule.
SINOPSIS
No existe un mejor lugar para matar a una mujer que en Ciudad Juárez, México. En los últimos diez años, cientos de mujeres han desaparecido o han sido encontradas asesinadas en esta ciudad fronteriza. La mayoría de ellas fueron empleadas de maquiladoras o en plantas de ensamblaje de la zona. Solo algunos casos se han solucionado.
Director: Lourdes Portillo
País: México, Estados Unidos
Título original: Señorita extraviada
Idioma original: Español, Inglés
Categoría: Documental
Formato: VHS
Tipo: Color
Duración: 45 m.
Año de Producción: 2001
Señorita extraviada documenta la progresión irracional de los crímenes sistemáticos de cientos de mujeres jóvenes en Ciudad Juárez, Chihuahua, México.
La cifra de mujeres asesinadas, de 1993 a la fecha, rebasa ya las trescientas, y el total de desaparecidas se eleva a quinientas. Detrás de estos crímenes se acumulan miles de casos de hostigamiento sexual, doméstico y laboral, no denunciados, de violencia intrafamiliar no atendida, y sobre todo de una misoginia institucional que magnificada por la prensa local sirve como estímulo a los perpetradores de lo que hoy se conoce ya como un feminicidio. Esta situación criminal se relaciona con la violencia del narcotráfico, el desempleo, y la miseria fronteriza en tiempos de globalización forzada, originando el derrumbe de oportunidades y la contratación de mano de obra femenina (pésimamente remunerada), que desplaza a buena parte de la fuerza laboral masculina.
Lourdes Portillo reúne los testimonios de la frustración y del rencor social, el encono misógino, y el desdeñoso retrato moral de las víctimas (para las autoridades, simples provocadoras "ellas se lo buscaron"). A todo esto opone el perfil de las jóvenes, apenas adolescentes, obligadas a trabajar en turnos de madrugada, expuestas al riesgo urbano de calles mal alumbradas, temerosas siempre, canjeando diariamente seguridad física por supervivencia económica. ¿Qué hacían las "muertas de Juárez" en la calle?, pregunta la prensa local. "No iban precisamente a misa", le responde con sarcasmo un gobernador panista. Vista así, entre la difamación y la caricatura, todo autoriza el ajusticiamiento que es, al mismo tiempo, un mensaje social en tiempos de cambio; el desdén hacia la mala pécora como parte de un programa de saneamiento civil, que incluye a homosexuales y travestis. "Todas son putas", explican las autoridades en Señorita extraviada, o mulas tercas que aún no entienden que la gente decente se pasea de día, y la indecente se expone a todo por andar de noche.
Lourdes Portillo es directa, lacónica, profesional en todo momento; no precisa insistir en lo que está a la vista: la corrupción a todos los niveles, la venalidad de los medios, y el machismo fanfarrón que se ampara en el buen juicio de las autoridades, terrenales o divinas. La realizadora muestra que estos crímenes, sistemáticos, parecidos entre sí, con evidencias de tortura casi todos, no son asunto de nota roja, como se argumenta a la ligera, sino llanamente ejecuciones realizadas con alevosía y saña, producto en cada caso del odio a las mujeres, a las que, se tilda de prostitutas "para así descalificarlas, disminuir el horror de su desaparición y nulificar las averiguaciones" Lo escandaloso es la pasividad de las autoridades, a nivel local y federal, ante estos actos irracionales, y el torrente retórico que disimula mal esa apatía.
Lourdes Portillo nació en Chihuahua y conoce de cerca la situación fronteriza y los saldos de la violencia misógina; estudió y vive en Estados Unidos, donde su labor como documentalista le valió una nominación al Oscar en 1986.
martes, 28 de abril de 2009
domingo, 19 de abril de 2009
jueves, 16 de abril de 2009
El cine anula el papel protagonista de las mujeres de hoy. Entrevista a la escritora Pilar Aguilar
Por María Cobos 21.10.2008
Fuente: Artemisa Noticias/AMECO
Imaginen un cine en el que las mujeres son protagonistas y las historias giran entorno a una jefa del FBI, una científica premio nobel, las rompecorazones son ellas y los que se quedan en casa son sus parejas cuidando a sus descendientes. Es un mundo inexistente en las películas, llenas de estereotipos trasnochados y que no reflejan la vida de las mujeres de hoy. Pilar Aguilar lleva muchos años investigando, analizando y escribiendo sobre la imagen y la narración audiovisual en el cine desde una perspectiva feminista. Dialogamos con ella.
Pilar Aguilar, escritora de libros como ''Mujer, amor y sexo en el cine español de los 90'', profesora de talleres y ponente en numerosas conferencias sobre la presencia de las mujeres en el cine, estudió ciencias cinematográficas y audiovisuales en Francia y lleva muchos años investigando sobre la imagen y la narración audiovisual en el cine desde una perspectiva feminista.
En los cursos que imparte analiza fragmentos de películas al detalle para ilustrar sobre los estereotipos más recurrentes en lo que se refiere a la imagen de hombres y mujeres en el celuloide. El cine presenta generalmente a la mujer como la tonta-guapa, la madre sacrificada, el reposo del guerrero, la seductora-fatal o la mujer masculinizada.
- ¿Cómo estamos consideradas las mujeres en el cine en general y en el de España en particular?
- Mal, de entrada el cine no nos considera, o nos considera todavía de una manera muy pálida en comparación de cómo trata a los hombres. Las mujeres siguen siendo protagonistas de muy pocas películas y eso es muy importante socialmente porque el protagonista es el que centraliza toda la acción, todo lo que ocurre en la película, todas las demás relaciones, lazos y los temas que se desarrollan están en función del personaje principal.
Al ser mayoritariamente hombres los que protagonizan películas extranjeras y españolas, lo que nos están diciendo, no olvidemos que este es un relato socialmente compartido, es que ellos siguen siendo los seres dignos de encarnar esas historias que a todos nos afectan y que son modelos para todos y que sirven de distracción, de pensamiento y lo que sea; además eso trae otras consecuencias como por ejemplo que las mujeres que aparecen en esas historias protagonizadas por hombres son en tanto en cuanto el protagonista masculino las elige, las mujeres son un ser vicario que debe ser elegida para tener existencia y los temas que afectan más a la cultura, tradiciones y habilidades masculinas están sobrevalorados; mientras que todo lo ligado al mundo femenino está subrepresentado.
Que no seamos protagonistas es como una anulación simbólica de las mujeres; está el cómo estamos representadas las mujeres y qué papeles tienen dentro de la acción. Concretamente en el cine español de los años 90 hay muchas más figuras de hombres que de mujeres, y la inmensa mayoría de los papeles de ellas aparece como prostitutas, víctimas y similares.
Otra cuestión es que las mujeres nunca dirigen las oficinas de abogados, los hospitales, o por ejemplo, en la serie Aída los espacios públicos, los negocios del bar y el supermercado los llevan los hombres, eso sin entrar en las valoraciones que se hacen y dicen sobre las mujeres.
- ¿Cómo cree qué influyen los estereotipos del cine en el imaginario colectivo?
- Influye muchísimo porque el asunto es que hoy en día las mujeres hemos avanzado y hemos conseguido conquistar la conciencia de nuestra igualdad. Hoy las jóvenes, por ejemplo, no aceptan explícitamente que se las minusvalore y se las llames seres subalternos. Es decir, tenemos la conciencia y en las leyes está estipulada la igualdad, sin embargo el sentimiento, las emociones que acompañan a todo eso que son importantes a la hora de pactar con tu entorno y hacer tu guión de vida en el sentido de hasta qué punto tengo que ceder, a qué me atrevo y de qué me asusto… esto sigue estando muy modelado por la imagen, un lenguaje que apela a las emociones
Nos encontramos con una contradicción y es que los jóvenes reciben un discurso explícito que les habla de igualdad y por otro reciben una educación emocional, a través de las imágenes y el cine, que les habla de otra cosa; por ejemplo, de que ellos son los que resuelven, los que saben, los que toman la iniciativa, son los más listos y siempre van acompañados por mujeres espectaculares y torpes en muchos casos.
Estas disfunciones y contradicciones crean en la juventud mucha agresividad porque no ayuda a los muchachos a elaborar una masculinidad equilibrada. Ellos se encuentran con esos relatos que les dicen: tú por ser hombre ya eres lo más, y luego en la práctica se encuentran con chicas que saben tanto o más que ellos y más listas… eso crea una mala estructura psicológica y crea muchos problemas de agresividad hacia las mujeres.
- ¿Se puede afirmar que hay machismo en el cine tanto en lo visual como en el lenguaje cinematográfico?
- Sí, aquí lo importante es lo visual porque muchas veces en las películas te dicen una cosa y se ve otra, pero lo que importa es lo que se ve porque, además, es lo que creemos de verdad. Hay múltiples experiencias de este tema, siempre te quedas con lo que ves.
A las mujeres visualmente se las menosprecia, se las cosifica; por ejemplo, en el caso de Pretty Woman en los primeros minutos presentan a los dos personajes: a él lo vemos como a una persona atractiva, inteligente, lista, culta, poderosa… a ella, sin embargo, la presentan fraccionada, con planos de su cuerpo como si fuera un conjunto de trozos de carne, no la vemos la cara hasta mucho después; primero nos enseñan las nalgas, sigue con el pecho, las manos, las botas… como persona nos aparece en varios planos más tarde, es como si estuvieras en una carnicería comprando chuletas de cordero. Este fraccionamiento del cuerpo se hace mucho con las mujeres, este sustituir su ser persona por su cuerpo estructurado en trozos espectaculares es un menosprecio, una agresión y una violencia contra las mujeres considerable que no nos paramos a pensarlo pero esta ahí.
- ¿Conoce algunas películas políticamente correctas?
- Creo que hay películas interesantes, no se trata de que necesitemos películas que nos digan lo divinas y maravillosas que somos. Necesitamos películas y relatos que sean socialmente compartidos que hablen de verdad de las mujeres y que presenten sus contradicciones, sus problemas y los pozos negros que también tenemos, en definitiva, se trata de que no se explique a las mujeres en función de la mirada del otro, de un ser externo que nos define, sino por nosotras mismas.
El cine es muy variado, me parece interesante, por ejemplo, Mataharis de Icíar Bollaín, son tres mujeres que te las crees. Casi todas las películas que hacen mujeres son interesantes.
En el cine español acabamos de hacer un análisis y es espectacular todavía lo lejos que están de la realidad las películas realizadas por hombres con la violencia y lo permisivos que son.
Hay películas muy interesantes de hombres realizadores como la rumana 4 meses, 3 semanas y 2 días de Cristian Mungiu o la española La soledad de Jaime Rosales.
- ¿Se puede dar la paradoja de un cine realizado por mujeres que reincida en los estereotipos del cine sexista?
- Que seas una mujer directora no significa que tengas la clarividencia absoluta porque todos pertenecemos a una cultura que nos modela y con el tiempo y la experiencia vas adquiriendo un distanciamiento crítico. Nadie está al margen de la cultura en la que estamos inmersos. Lo que sí está claro es que las mujeres tienen una experiencia fuerte que está más allá de lo explicito, es muy raro que una directora trate una violación como un asunto divertido. Mientras que en el cine español una violación se considera divertida en una inmensa mayoría de películas realizadas por los hombres; entre ellas la de Átame de Almodóvar.
La exigencia del feminismo es que las mujeres tengan unos papeles en el cine acordes con la vida real y en sus múltiples variedades y situaciones. Se está avanzando pero es porque las mujeres lo estamos peleando constantemente.
- ¿Cree que el cine realizado por mujeres esta bien promocionado y distribuido?
- No es que yo lo crea es que no está bien promocionado. Una película como Princesas de Fernando León de Aranoa que cuesta más de 4 millones de euros y se gastan otros tantos en promocionarla antes del estreno. Sin embargo, una película como Te doy mis ojos de Icíar Bollaín cuesta bastante menos y no se gastan nada en promocionarla. A medida que recaudaba en taquilla fue cuando invirtieron algo en publicidad.
Se parte con una desigualdad brutal, las directoras que ya han demostrado solvencia, que tienen numerosas películas, que han recibido premios y con un público sólido, los productores, cada vez que presentan un nuevo proyecto, las racanean y las ningunean. A igual éxito de taquilla ellas van a tener más problemas de financiación que ellos para el siguiente proyecto cinematográfico.
- ¿Se puede hablar de una evolución a mejor de la representación de las mujeres en el cine desde Buster Keaton a la actualidad?
- Yo creo que sí, pero no tanto como cabía esperar. El cine va muy por detrás de la vida y muy por detrás de la literatura. Hay mucha menos presencia de mujeres en el cine que en la literatura.
Hay cosas asombrosas, por ejemplo, coges una escena de El maquinista de la General de Keaton, otras películas recientes como Días contados y 7 días y 7 noches de Harrison Ford y encuentras similitudes sorprendentes entre las tres escenas. Ha cambiado lo epidérmico pero el núcleo de significado misógino persiste, en una de ellas, una es una ejecutiva y la otra es una ama de casa pero son igualmente locas las dos y actúan por criterios irracionales.
Fuente: Artemisa Noticias/AMECO
Imaginen un cine en el que las mujeres son protagonistas y las historias giran entorno a una jefa del FBI, una científica premio nobel, las rompecorazones son ellas y los que se quedan en casa son sus parejas cuidando a sus descendientes. Es un mundo inexistente en las películas, llenas de estereotipos trasnochados y que no reflejan la vida de las mujeres de hoy. Pilar Aguilar lleva muchos años investigando, analizando y escribiendo sobre la imagen y la narración audiovisual en el cine desde una perspectiva feminista. Dialogamos con ella.
Pilar Aguilar, escritora de libros como ''Mujer, amor y sexo en el cine español de los 90'', profesora de talleres y ponente en numerosas conferencias sobre la presencia de las mujeres en el cine, estudió ciencias cinematográficas y audiovisuales en Francia y lleva muchos años investigando sobre la imagen y la narración audiovisual en el cine desde una perspectiva feminista.
En los cursos que imparte analiza fragmentos de películas al detalle para ilustrar sobre los estereotipos más recurrentes en lo que se refiere a la imagen de hombres y mujeres en el celuloide. El cine presenta generalmente a la mujer como la tonta-guapa, la madre sacrificada, el reposo del guerrero, la seductora-fatal o la mujer masculinizada.
- ¿Cómo estamos consideradas las mujeres en el cine en general y en el de España en particular?
- Mal, de entrada el cine no nos considera, o nos considera todavía de una manera muy pálida en comparación de cómo trata a los hombres. Las mujeres siguen siendo protagonistas de muy pocas películas y eso es muy importante socialmente porque el protagonista es el que centraliza toda la acción, todo lo que ocurre en la película, todas las demás relaciones, lazos y los temas que se desarrollan están en función del personaje principal.
Al ser mayoritariamente hombres los que protagonizan películas extranjeras y españolas, lo que nos están diciendo, no olvidemos que este es un relato socialmente compartido, es que ellos siguen siendo los seres dignos de encarnar esas historias que a todos nos afectan y que son modelos para todos y que sirven de distracción, de pensamiento y lo que sea; además eso trae otras consecuencias como por ejemplo que las mujeres que aparecen en esas historias protagonizadas por hombres son en tanto en cuanto el protagonista masculino las elige, las mujeres son un ser vicario que debe ser elegida para tener existencia y los temas que afectan más a la cultura, tradiciones y habilidades masculinas están sobrevalorados; mientras que todo lo ligado al mundo femenino está subrepresentado.
Que no seamos protagonistas es como una anulación simbólica de las mujeres; está el cómo estamos representadas las mujeres y qué papeles tienen dentro de la acción. Concretamente en el cine español de los años 90 hay muchas más figuras de hombres que de mujeres, y la inmensa mayoría de los papeles de ellas aparece como prostitutas, víctimas y similares.
Otra cuestión es que las mujeres nunca dirigen las oficinas de abogados, los hospitales, o por ejemplo, en la serie Aída los espacios públicos, los negocios del bar y el supermercado los llevan los hombres, eso sin entrar en las valoraciones que se hacen y dicen sobre las mujeres.
- ¿Cómo cree qué influyen los estereotipos del cine en el imaginario colectivo?
- Influye muchísimo porque el asunto es que hoy en día las mujeres hemos avanzado y hemos conseguido conquistar la conciencia de nuestra igualdad. Hoy las jóvenes, por ejemplo, no aceptan explícitamente que se las minusvalore y se las llames seres subalternos. Es decir, tenemos la conciencia y en las leyes está estipulada la igualdad, sin embargo el sentimiento, las emociones que acompañan a todo eso que son importantes a la hora de pactar con tu entorno y hacer tu guión de vida en el sentido de hasta qué punto tengo que ceder, a qué me atrevo y de qué me asusto… esto sigue estando muy modelado por la imagen, un lenguaje que apela a las emociones
Nos encontramos con una contradicción y es que los jóvenes reciben un discurso explícito que les habla de igualdad y por otro reciben una educación emocional, a través de las imágenes y el cine, que les habla de otra cosa; por ejemplo, de que ellos son los que resuelven, los que saben, los que toman la iniciativa, son los más listos y siempre van acompañados por mujeres espectaculares y torpes en muchos casos.
Estas disfunciones y contradicciones crean en la juventud mucha agresividad porque no ayuda a los muchachos a elaborar una masculinidad equilibrada. Ellos se encuentran con esos relatos que les dicen: tú por ser hombre ya eres lo más, y luego en la práctica se encuentran con chicas que saben tanto o más que ellos y más listas… eso crea una mala estructura psicológica y crea muchos problemas de agresividad hacia las mujeres.
- ¿Se puede afirmar que hay machismo en el cine tanto en lo visual como en el lenguaje cinematográfico?
- Sí, aquí lo importante es lo visual porque muchas veces en las películas te dicen una cosa y se ve otra, pero lo que importa es lo que se ve porque, además, es lo que creemos de verdad. Hay múltiples experiencias de este tema, siempre te quedas con lo que ves.
A las mujeres visualmente se las menosprecia, se las cosifica; por ejemplo, en el caso de Pretty Woman en los primeros minutos presentan a los dos personajes: a él lo vemos como a una persona atractiva, inteligente, lista, culta, poderosa… a ella, sin embargo, la presentan fraccionada, con planos de su cuerpo como si fuera un conjunto de trozos de carne, no la vemos la cara hasta mucho después; primero nos enseñan las nalgas, sigue con el pecho, las manos, las botas… como persona nos aparece en varios planos más tarde, es como si estuvieras en una carnicería comprando chuletas de cordero. Este fraccionamiento del cuerpo se hace mucho con las mujeres, este sustituir su ser persona por su cuerpo estructurado en trozos espectaculares es un menosprecio, una agresión y una violencia contra las mujeres considerable que no nos paramos a pensarlo pero esta ahí.
- ¿Conoce algunas películas políticamente correctas?
- Creo que hay películas interesantes, no se trata de que necesitemos películas que nos digan lo divinas y maravillosas que somos. Necesitamos películas y relatos que sean socialmente compartidos que hablen de verdad de las mujeres y que presenten sus contradicciones, sus problemas y los pozos negros que también tenemos, en definitiva, se trata de que no se explique a las mujeres en función de la mirada del otro, de un ser externo que nos define, sino por nosotras mismas.
El cine es muy variado, me parece interesante, por ejemplo, Mataharis de Icíar Bollaín, son tres mujeres que te las crees. Casi todas las películas que hacen mujeres son interesantes.
En el cine español acabamos de hacer un análisis y es espectacular todavía lo lejos que están de la realidad las películas realizadas por hombres con la violencia y lo permisivos que son.
Hay películas muy interesantes de hombres realizadores como la rumana 4 meses, 3 semanas y 2 días de Cristian Mungiu o la española La soledad de Jaime Rosales.
- ¿Se puede dar la paradoja de un cine realizado por mujeres que reincida en los estereotipos del cine sexista?
- Que seas una mujer directora no significa que tengas la clarividencia absoluta porque todos pertenecemos a una cultura que nos modela y con el tiempo y la experiencia vas adquiriendo un distanciamiento crítico. Nadie está al margen de la cultura en la que estamos inmersos. Lo que sí está claro es que las mujeres tienen una experiencia fuerte que está más allá de lo explicito, es muy raro que una directora trate una violación como un asunto divertido. Mientras que en el cine español una violación se considera divertida en una inmensa mayoría de películas realizadas por los hombres; entre ellas la de Átame de Almodóvar.
La exigencia del feminismo es que las mujeres tengan unos papeles en el cine acordes con la vida real y en sus múltiples variedades y situaciones. Se está avanzando pero es porque las mujeres lo estamos peleando constantemente.
- ¿Cree que el cine realizado por mujeres esta bien promocionado y distribuido?
- No es que yo lo crea es que no está bien promocionado. Una película como Princesas de Fernando León de Aranoa que cuesta más de 4 millones de euros y se gastan otros tantos en promocionarla antes del estreno. Sin embargo, una película como Te doy mis ojos de Icíar Bollaín cuesta bastante menos y no se gastan nada en promocionarla. A medida que recaudaba en taquilla fue cuando invirtieron algo en publicidad.
Se parte con una desigualdad brutal, las directoras que ya han demostrado solvencia, que tienen numerosas películas, que han recibido premios y con un público sólido, los productores, cada vez que presentan un nuevo proyecto, las racanean y las ningunean. A igual éxito de taquilla ellas van a tener más problemas de financiación que ellos para el siguiente proyecto cinematográfico.
- ¿Se puede hablar de una evolución a mejor de la representación de las mujeres en el cine desde Buster Keaton a la actualidad?
- Yo creo que sí, pero no tanto como cabía esperar. El cine va muy por detrás de la vida y muy por detrás de la literatura. Hay mucha menos presencia de mujeres en el cine que en la literatura.
Hay cosas asombrosas, por ejemplo, coges una escena de El maquinista de la General de Keaton, otras películas recientes como Días contados y 7 días y 7 noches de Harrison Ford y encuentras similitudes sorprendentes entre las tres escenas. Ha cambiado lo epidérmico pero el núcleo de significado misógino persiste, en una de ellas, una es una ejecutiva y la otra es una ama de casa pero son igualmente locas las dos y actúan por criterios irracionales.
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